El comisario Seamol garabateó en su libreta un resumen de su nuevo caso: “Asesinato ocurrido en la casa de la víctima. Disparo descendente con entrada por el hueso frontal. Hora estimada de la muerte 2:00 pm. Varón de 44 años, sentado en la sala de su vivienda, y obvio que había estado en posición decúbito supina en el sofá. Cabello recién lavado, manchas de tinta de periódico en las manos. No hubo robo”.
Ya había interrogado a la esposa. El día del hecho, ella fue a su club, llegó alrededor de las 9:00 am; practicó tiro al blanco y luego se reunió con sus amigas para lo de la próxima fiesta de Halloween. Cerca de la 1:30 pm tuvo que ir a su casa por la lista de invitados, y en menos de una hora estuvo de vuelta. Regresó a su hogar como a las 5 pm y le extrañó ver el carro de su esposo en el garaje, pasó a la sala, lo vio en el sofá; se le acercó, al percatarse de la sangre, se asustó mucho y fue donde el vecino por ayuda. No vio a su esposo cuando fue por la lista. Puede estar mintiendo: falleció cerca de las 2:00 pm, había pensado Seamol.