El Nacional - 11/6/1998
En el tercer milenio, quizás vuelva la idea de una reforma del calendario, para enderezar los entuertos que le surgieron cuando Constantino, en el siglo IV, introdujo la semana de siete días. Antes, se tenía un almanaque perpetuo. Después, un año corriente sería de 52 semanas y un día; esto significa, por ejemplo, que 1998 empezó un jueves y terminará un jueves. Hay dos tendencias reformatorias. Una consiste en un esquema de 12 meses, y trimestres con meses de 31, 30 y 30 días. La otra, en 13 meses de 28 días. En ambas, el año sería de 364 días, e intercalarían, la víspera de año nuevo, un día neutro: Sin nombre ni fecha asociados, para llegar a los 365 días. El día bisiesto sería neutro, entre el primer y segundo semestres. Si uno de ellos fuese adoptado el domingo 1 de enero del 2006, las fechas sufrirán cambios menores: por ejemplo, Bolívar nace el 23 de julio en el primero y el 9 del octavo mes, en el segundo. En general, la aceptación ha sido débil; los judíos se oponen porque el día neutro les rompería su ciclo sagrado de 7 días. Este fue uno de los argumentos opositores de Estados Unidos, cuando el tema fue tratado en las Naciones Unidas, en 1955.
Marcial Fonseca