lunes, 22 de marzo de 2004

Una leyenda caraqueña viviente

22/3/2004

Casi todos los mitos de la capital (la mula maneá, el encadenado, el maneto, etc.) desaparecieron cuando por allá en el Siglo XIX, llegó el alumbrado eléctrico a la ciudad. La razón es simple: los hombres que visitaban furtivamente a sus amantes imitaban o producían ruidos raros para que los curiosos no se asomaran por las ventanas, pero la luz de los primeros postes hizo que el miedo desapareciera. Pero hay una leyenda que nació con la llegada de la iluminación, y es la que se refiere a que cuando alguien va a morir, siempre en la noche anterior lo anuncian las iglesias. El autor no ha logrado descubrir en qué parroquia capitalina nació este mito, aunque sí sabe cómo surgió, y fue así. En la Caracas del siglo pasado, en sus inicios, era costumbre que las campanadas de las 9 de la noche significara la hora del retiro y del descanso. Los novios se marchaban de sus visitas acordadas, los bares cerraban y la gente que estaba frente a sus casas conversando bajo la luz eléctrica se iban a sus camas, y las plantas eléctricas eran apagadas. Pero no todas las iglesias poseían carrillones, así que tenían un empleado dedicado a tocar a rebato a ciertas horas específicas, entre ellas, las nueve de la noche. El de nuestro cuento era un hombre humilde, devoto y muy correcto. Cuando visitaba a su novia, siempre estaba pendiente de las agujas del reloj; a las ocho y cincuenta y cinco p.m. corría hacia la iglesia para hacer su faena. Esta era la rutina de los sábados, domingos y miércoles, sus días de visita; en los otros no tenía inconveniente, permanecía en el campanario hasta que se retiraba a su casa. Una vez el don juan de la zona le ofreció un real para que las tocara más o menos una hora después de lo convenido, así permanecería con su conquista más tiempo. El campanero aceptó. Estaba muy contento; el cura le pagaba dos y medio al mes (1,25 bolívares). Durante los dos primeros días, el pueblo sintió que el alba llegaba muy temprano, no se percataron de que los repiques fueron a la 10 el jueves y a las 10:46 el viernes. Para el día sábado, que sería su tercer real, un muchachito le trajo a nuestro héroe un recado de su novia: no podía recibirlo porque estaría sola, la tía que fungía de chaperona había tenido que ir a temperar a El Valle. Esa noche hizo la rutina de los días de no visita: quedarse en la iglesia; pero aun así, a las 10, sin todavía tocar las campanas, se le ocurrió ir a la calle de ella, no la vería, pero al menos contemplaría el ventanal de su dormitorio. La casa estaba en silencio; frente al hermoso enrejado y a la elaborada celosía, creyó oír un ruido que luego distinguió claramente como la voz de su novia que decía “tengo miedo”; el campanero se sobresaltó, pero fue sorprendido por otra voz en el interior del aposento que contestó “no te preocupes”. El novio se regresó corriendo a la iglesia y tomando la cabuya que pendía del badajo golpeó furiosa pero pausadamente la pared de la campana. Esa noche todo el vecindario se preguntó por qué tocaban a muerto; al día siguiente se enteraron de por quién lo hacían: por el don juan que fue encontrado asesinado en la puerta de su vivienda. Desde entonces, la creencia popular hizo que las muertes violentas fueran anunciadas en la noche anterior. Para oírlas sólo se necesita un poco de fe y, en estos tiempos modernos, un buen oído.

Marcial Fonseca

martes, 16 de marzo de 2004

Para que usted se haga cienmillonario

El Mundo - 16/3/2004

En verdad que en las probabilidades de ganarse un kino, además de remotas, es poco lo que uno puede hacer, salvo comprar el billete. Con el programa Quién quiere ser millonario es diferente. Si se lee cotidianamente la prensa, es casi seguro que se pueda al menos ganarse los cincuenta millones de bolívares. Esta nota, amigo lector, tiene como propósito ampliar su repertorio de respuestas por si tiene la suerte de pasar la barrera de la selección telefónica. Se presenta una serie de preguntas al estilo del espacio de televisión correspondiente a los segmentos dos y tres. Aquí están: 1) La estrofa “he regresado a Caracas como foete de arrear pavo” de la típica canción caraqueña El Norte es una quimera significa que vino: a) muy gordo, b) muy triste, c) muy pretencioso, d) muy flaco. 2) ¿Cuál de estas palabras presenta un error?: a) lechosa, b) pretensioso, c) intensión, d) prevee. 3) Si la primera son tus ojos; la tercera son tus ojos; la primera y la tercera son tus ojos; todas son tus ojos. ¿Qué es?: a) las pupilas y una hija, b) las pupilas y la mano derecha, c) las pupilas y la nariz, d) los párpados. 4) ¿Qué país latinoamericano tiene las caras de su bandera diferentes?: a) Ecuador, b) Uruguay, c) Chile, d) Paraguay. 5) La armadura usada por Don Quijote de la Mancha reposa en el: a) Museo de Prado, b) Museo Histórico de La Mancha; c) El Escorial, d) Museo Británico. 6) La fuerza que hace que los ríos en el hemisferio norte se coman más la orilla derecha de su ruta que la izquierda, se llama: a) de Newton, b) de Fonseca, c) de Hook, d) de Coriolis. 7) La catedral de Caracas, al igual que la de todas las ciudades planificadas por los conquistadores españoles, está ubicada en la Plaza Mayor en la esquina: a) sureste, b) noroeste, c) suroeste, d) noreste. 8) En los juegos olímpicos de Sydney, los pies de un nadador australiano medían 46 cm cada uno; si tuviera que comprar zapatos en Venezuela, la medida sería: a) 42, b) 52, d) 48, d) 69. 9) Las supuestas cenizas de Cristóbal Colón que reposan en un museo naval venezolano, fueron traídas desde Santo Domingo a Venezuela para la: a) catedral de Caracas, b) catedral de Maracaibo, c) catedral de Barquisimeto, d) iglesia San Juan Bautista de Duaca. 10) La duración promedio del año, expresada en día, en el trienio 1982-1984 fue de 365 y 1/3 por el día extra del año bisiesto 1984. ¿Cuál fue la longitud promedio para el trienio 1582-1584?: a) 365, b) 355, c) 3651/4, d) 362. 11) El pueblo La Mona, Carabobo, recibió a un presidente, el siglo antepasado, con una pancarta que decía: La Mona te saluda, que no agradó al mandatario, y por ello ordenó que le cambiaran el nombre a: a) Galia, b) Guzmanía, c) París, d) Libertad. Amigo lector, suerte en sus llamadas telefónicas para participar en el concurso, ahora puede revisar sus respuestas: siempre es la d), con excepción de la número 5, que no es ninguna de ellas. Don Quijote es un personaje ficticio.

Marcial Fonseca

miércoles, 3 de marzo de 2004

La Libertad e Internet

El Mundo - 3/3/2004

El conjunto de computadoras en todo el mundo, unidas entre sí por una telaraña de conexiones, es lo que se ha llamado Internet. Una computadora personal, o próximamente el televisor, cierto equipamiento básico de telecomunicaciones, un suplidor de servicios que conecta, vía satélite, a un punto de la malla, permitirán accesar un mundo ilimitado de información. Por supuesto, ahí habrá desde pornografía hasta el facsímil de la primera edición de Don Quijote; desde la justificación de la acción de Bil Laden hasta los archivos del Vaticano. Internet tiene dos cosas realmente hermosas. La primera, es que la información que se obtiene es gratis (ojo, se necesita la infraestructura básica nombrada arriba, que tiene un costo, y por supuesto, conectarse a través de una llamada telefónica, por ejemplo. Hay otros costos por servicios adicionales como correo electrónico, foros, etc.; pero nosotros estamos hablando de la información asequible en las computadoras que tejen la red). Pasar desde la página web de El Mundo a la de una universidad norteamericana y de ésta a la de la CIA, no cuesta nada. Podemos decir que estamos ante el laberinto borgiano, con la ventaja de que los métodos de selección del material de lectura son mucho más expeditos: basta colocar una palabra clave en algo que han dado por llamar buscador e inmediatamente tendremos todos los documentos contentivos de dicha palabra o concepto. Siempre podría cuestionarse los volúmenes que conforman esta biblioteca. La segunda cosa que lo hace único es que es libre; no hay control de nadie y cualquiera puede poner el material que desee. El criterio de colocación de material está en la gente. Estamos ante una completa anarquía intelectual ordenada, aunque esto suene a oximoron. Este exceso de libertad es criticada. Es decepcionante ver que un conocido director de un periódico francés, no hace mucho, y un escritor venezolano, ya fallecido y famoso por un festival folklórico allá en el 48, solicitaran control estatal sobre el contenido de Internet, basado en que hay demasiada libertad, en que se da cabida a cosas abominables como pederastas, terroristas, etc. Quizás este sea el precio que haya que pagar. La libertad de expresión debería ser restringida por los sutiles hilos de presión de la sociedad; y que el poder estatal actúe a posteriori, nunca a priori. El argumento de que presenta cosas malas es débil. Una analogía pedestre es la selección de la pareja de matrimonio en el mundo moderno; su aleatoriedad (limitada por las influencias del entorno) ha permitido que haya matrimonios que pasan la barrera de los 50 años de casados; de otros que no pasan del primer lustro, y también ha habido filicidios, uxoricidios, etc. Pero este método ha sido mejor que los demás; y no por las cosas malas, se ha pensado eliminarlo. Si se llegara a establecer control sobre este conglomerado de computadoras, simplemente dejaría de ser Internet. Para finalizar, como dato curioso, las siglas WWW se trasladan al español como MMM (malla multimedia mundial).

Marcial Fonseca